Kera viajaba en el tren con destino a su nuevo colegio, iba a estudiar durante dos años en Hogwarts, por fin había conseguido lo que tanto ansiaba, tras unos rigurosos exámenes y un sorteo fue la afortunada para hacer un intercambio con la escuela de magia y hechicería.
Kera pensaba con la cabeza apoyada en el gélido cristal como seria su nueva vida, como serian sus nuevos compañeros y por su puesto los profesores, lo único que sabía por parte de su hermana mayor Cleo, era que uno de los profesores era odiado por todos sus alumnos, y que por lo visto le llamaban Snivelus.
Kera era una chica despierta, tenía una melenita corta y lisa de color rubio marfil, sus ojos era de color violeta y tan cristalinos que reflejaban hasta las estrellas, su piel sin embargo era clarita como la nieve.
Kera miraba por la ventana de su compartimento tras sus oscuras gafas de sol, aun no había advertido la presencia de la persona que acababa de entrar en su compartimento.
- ¿Señorita? Dijo un hombre golpeando con cuidado el hombro de la chica. – ¿Me permite ver su billete?
- Si. Dijo sobresaltada saliendo de su mundo interior y buscando en sus bolsillos el billete.
Tras unos minutos de búsqueda cayó en la cuenta de que los billetes estaban en su cuaderno de dibujo.
Cuando el revisor se marcho Kera guardo su cuaderno de dibujo y se recostó en el asiento, se coloco de nuevo sus gafas de sol y echo una pequeña cabezada.
Al cabo de un tiempo un murmullo de gente la despertó de su placido sueño, habían llegado a una estación en la que el tren haría un descanso de treinta minutos.
Kera se apeo del tren y corrió hasta la cafetería para comprar un refresco de cola, a continuación corrió a una pequeña tienda de golosinas que había en la estación, allí compro unos regalices y un par de chicles de pica pica, ummm… como la gustaban esos chicle, esa acidez, ese picor en la lengua, esas pequeñas explosiones en su paladar, la encantaba esa sensación, se estremecía con solo pensarlo.
Solo quedaban cinco minutos para que el tren partiera de nuevo, Kera atravesó velozmente la estación y salto al tren, camino hasta su compartimento y entro en el sin observar que alguien más se había metido en el mismo compartimento, Kera se sentó aun con sus oscuras gafas y contemplo por última vez el paisaje de la gente con sus familias y maletas.
Cuando volvió a mirar dentro, en el compartimento, se sobre salto al ver al joven que se hallaba en su mismo habitáculo.
Era un joven alto, delgado, con el pelo negro y brillante, tenía el pelo largo, extremadamente largo, recogido en una coleta, muy elegante y discreta, su piel al igual que la de ella era pálida, el vestía con una camisa negra y unos vaqueros oscuros y ceñidos a sus piernas también llevaba unos zapatos negros que le daban un toque muy elegante, y al igual que Kera llevaba gafas de sol.
El joven se bajo las gafas apoyándolas en su nariz y contemplo a la chica, a continuación saco del bolsillo de su camisa un papel, lo miro con detenimiento y volvió a mirar a la joven.
- Esto, perdone señorita, ¿es usted Kera Dubronik?
- ¿Y quién lo pregunta? Pregunto Kera retirando las gafas de su cara y apoyándolas en su cabeza.
- Mi nombre es Severus Snape, profesor de pociones en Hogwarts.
- ¿No cree que debería reservar mejor el secreto de la magia? Aun no le he dicho si soy la persona que busca. Contesto la muchacha con un tono de arrogancia.
- Si, tiene razón señorita, pero dudo mucho en haberme equivocado, recién recibí una foto suya. Dijo el profesor mostrándola una foto.
La foto era reciente, tan reciente como que era la foto que su hermana había tomado en la mañana antes de que Kera tomara el primer tren con destino a Hogwarts.
En esa foto Kera aparecía con sus pantalones acampanados Fucsia, sus plataformas vaqueras y su top palabra de honor blanco y azul celeste, además aparecía haciendo un gesto un tanto grosero hacia la cámara, levantando su mano derecha y el dedo corazón.
Severus Snape sonrió a la muchacha, le gustaba esa actitud despectiva y grosera que tenia hacia su familia como hacia él.
Kera por su parte pensó que sería un año divertido, ese profesor parecía tener algo que la llamaba la atención, no sabía si era el tono de su voz o qué, pero sentía que iba a disfrutar de su compañía.
- Por cierto, aun no ha llegado el informe a cerca de usted, y me gustaría saber algo más a cerca de usted.
- Pregunte pues.
- ¿Cuántos años tiene? ¿En qué asignatura destaca? Ya sabe un poco de todo.
- Tengo 18 años, justo este año iba a comenzar mi último curso, destaco en Defensa Contra las Artes Oscuras y Pociones, soy la única alumna que ha conseguido crear con éxito la poción matalobos, si no me equivoco creada por usted, y también una versión mejorada del veritaserum.
- ¿Versión mejorada? Eso es imposible señorita, nunca nadie, ha superado mis pociones, jamás en la vida me ha igualado ningún ser en la faz de la tierra. Dijo Severus con un tono de gran enojo.
- Es sencillo, cuando lleguemos a Hogwarts yo misma se lo demostrare. Contesto con ironía la joven. – Creo, que este año va a disfrutar más de lo que usted espera.
Tras terminar la acalorada charla Severus Snape tomo su maleta y se cambio de compartimento, durante el resto de viaje Kera no supo nada más de él.
El viaje transcurrió sin más problemas, se hizo extremadamente largo, pero por fin, cuando serian las 10 de la noche, el tren comenzó a reducir la velocidad y paro en la estación de King Cross de Londres.
Entonces fue cuando de nuevo se encontraron Severus Snape y Kera Dubronik, ambos se miraron con ira y desprecio, pero Kera debía admitir que sin él estaba perdida en una ciudad nueva y extraña para ella.
2 comentarios:
Bienvenidos a mi adorado blog, espero que os guste esta historia de amor y desengaños y espero que disfruteis leyendo las aventuras de la protagonista.
Si tenes algun consejo para mi, podeis dejarme un comentario, y arreglere cuanto sea posible.^^
Pues por casualidades de la vida empiezo a leerte 2 años y medio, largos después de que empezaras tu aventura.
Pinta muy bien.
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