miércoles, 28 de mayo de 2008

Conociendo al Lord

Kera se sintió un poco mareada, pues no la gustaba nada aparecerse, y aun habiendo aprobado el examen de apariciones, nunca antes se había aparecido.
Severus la tomo de la mano y la dirigió hasta una enorme y lúgubre mansión, caminaron por la casa hasta que llegaron a una habitación que parecía ser la más grande de la casa.
- Ahora no hables y no te separes de mí. Dijo serio echando su brazo sobre los hombros de la niña.
Juntos entraron, Kera ando con la cabeza agachada.
- Mi señor, ¿me había llamado? Dijo Snape reverenciando con la cabeza.
- Severus, mi querido Severus. Dijo una voz siseante, Kera no se atrevió a levantar la cabeza. – ¿Quién es esa chica?
- Mi mujer. Dijo balanceando a Kera para que reaccionase.
- ¿Cómo te llamas preciosa? Pregunto la voz siseante y Kera elevo la cabeza.
Miro al hombre y se sorprendió, era un hombre de tez muy pálida, con unos ojos rojos muy poderosos y en vez de nariz tenía dos rendijas.
- Me llamo Kera Dubronik, señor. Dijo e hizo una reverencia.
- Es muy hermosa Severus. Dijo el hombre con una media sonrisa que más parecía una mueca. – Señorita, necesito hablar con Severus, ¿nos permite hablar en privado?
- Kera, espera en el pasillo, y no te muevas de ahí. La chica afirmo con la cabeza y salió al pasillo.
Se apoyo contra la pared y echo la cabeza hacia atrás, respirando profundamente, se envolvió completamente en la capa de Snape pues en esa casa hacia mucho frio. Estaba nerviosa y asustada, realmente no había sido buena idea pedirle a Severus que la trajera con él.
Kera cerró los ojos y comenzó a pensar en todo lo que había ocurrido, de repente noto la presencia de alguien cerca suyo, abrió los ojos y saco su varita, sin darse cuenta se encontró retenida contra la pared y además alguien la había tapado la boca, cuando sus ojos se acostumbraron vio a la persona que la retenía.
- ¡Lucius! Pensó la chica. – Mierda, esto no puede ir peor.
- ¿Qué haces aquí? Dijo Lucius besándola en el cuello y acercando su cuerpo al de ella.
- ¡¡SEVERUS!! Grito Kera y de la puerta salieron Severus y el Señor Tenebroso.
- Lucius apártate de ella. Dijo el Señor Tenebroso amenazándole con la varita.
Kera se aparto de Malfoy y se acerco al Señor Tenebroso, el cual había alargado su mano invitándola a acercarse a él. El Señor Tenebroso la abrazo contra su pecho agarrando con fuerza la cabeza de la chica contra su pecho.
- ¡CRUCIO! Grito el hombre y Lucius comenzó a gritar.
Kera intento mirar que es lo que había pasado, pero el hombre apretaba la cabeza de esta cada vez que ella se movía.
- Severus, llévatelo de aquí, yo me encargo de la chica.
Severus elevo el cuerpo de Lucius y camino por el pasillo fundiéndose entre las sombras, El hombre acompaño a Kera hasta la habitación donde se habían conocido y la invito a sentarse en un hermoso sillón de cuero verde oscuro y negro.
- ¿Te encuentras bien? La niña asintió aun asustada. – Antes no me he presentado, puedes llamarme Voldemort, aunque nadie lo hace.
- Lo sé, señor. Voldemort la miro extrañado.
Durante un rato ambos se quedaron callados y mirándose vergonzosamente el uno al otro.
- ¿Sabias qué podrías pasar por una Malfoy tranquilamente? Dijo Voldemort acercándose a la chica y tocándola el cabello. – Si no fuera por tus ojos habría pensado que eras una Malfoy.
- Lo sé señor, cuando fue la celebración de bienvenida en Hogwarts todos los alumnos susurraron el apellido Malfoy. Dijo la chica tímidamente.
- ¿No te gustaría unirte a los mortífagos? Serias una perfecta aliada. Dijo mirándola fijamente. – ¿Sabes el significado de tus ojos? La niña hizo una mueca de incomprensión. – Muy pocos magos tienen los ojos de colores diferente, solo aquellos muy poderosos heredan los colores increíbles en los ojos. La chica seguía mirando perpleja. – Así sin más, mis ojos rojos indican mi poder, y los tuyos una larga extirpe de magos de pura raza y poder.
- Nunca nadie me había contado esa historia. Dijo palpándose los parpados.
De repente la puerta se abrió y Severus entro, se quedo mirando la escena de ambos hablando y por un momento no entendió lo que pasaba, lo único que pensó fue que su señor también se había encaprichado de ella.
- Severus. Dijo el Lord alegremente. – Comentaba a Kera el significado de sus ojos, y la invitaba a unirse a nosotros, pero aun no ha contestado.
Severus miro sin dar crédito a las palabras de su señor a Kera, esta se sonrojo y agacho la cabeza.
- Venga Severus no intimides tanto a la pobre muchacha. Comento el Lord. – Bueno creo que va siendo hora de que volváis a Hogwarts, ya terminaremos de hablar Severus. Dijo despidiéndose se la chica. – Espero volver a verte Kera.
- Igualmente, y mucho gusto. Dijo cogiendo la mano de Severus.
- Cuando me necesite señor, llámeme. Dijo Snape mirando a Kera.
- Lo hare, cuida de Kera.

La pareja salió de la casa y se alejaron para desaparecerse y regresar a Hogwarts, durante el camino ninguno hablo, la niña abrazo con fuerza a Snape y se fueron de nuevo al colegio.

martes, 27 de mayo de 2008

La marca tenebrosa

Severus tomo en brazos a la niña y la llevo hasta sus aposentos, allí y muy a su pesar desnudo a la chica y la puso la primera camisa suya que encontró, la metió en la cama y se acostó a su lado sin dejar de abrazarla.
Durante toda la noche Kera estuvo soñando y teniendo pesadillas, Severus fue incapaz de dormirse hasta que decidió coger una poción para dormir sin soñar, despertó con delicadeza a la niña y la ofreció la poción.
- Pero, ¿por qué…? Severus la silencio con un dedo sobre sus labios.
A continuación Kera se incorporo en la cama y miro al profesor, este también se sentó, tomo la poción y beso a Kera haciendo que esta bebiese la poción de la boca de él. Kera se quedo perpleja y al cabo de unos minutos se desvaneció en los brazos de Snape.
Snape, no podía dejar de mirar el cuerpo de Kera una y otra vez, sentía unas ganas horribles de poseerla esa misma noche y mas teniéndola en su cama de una manera tan indefensa.
Finalmente se recostó de lado mirando a la chica, la destapo y comenzó a acariciar su cuerpo, primero sus piernas y subiendo poco a poco a los muslos de la chica, luego fue subiendo hacia el vientre de esta, desabrocho la camisa y acaricio su vientre hasta llegar al pecho de esta, observo como subía y bajaba a son de la respiración de la niña, acerco su cara al pecho de su alumna y comenzó a besar sus pechos y a lamerlos.
La niña se movió un poco y Severus se detuvo, volvió a abrochar la camisa y bajo su mano hasta las zonas íntimas de la niña, introdujo la mano bajo su braguita y la acaricio. Saco la mano y miro a la chica, de nuevo la arropo y finalmente la beso delicada pero profundamente en los labios, consiguiendo introducir su lengua en la boca de la niña, jugueteó un rato acariciando con ternura la lengua le la chica con la suya, de repente noto un brazo en su cintura.
Kera se había despertado y le respondía al beso.
Severus se aparto y la miro, Kera abrió los ojos y le dijo:
- ¿Por qué has esperado a quedarme dormida para acariciarme y besarme?
Severus se sonrojo, y miro a la chica, pronunciando con un leve susurro un “no lo sé”.
- Duérmete. Dijo acariciando la frente de la niña, y en cuanto sus dedos tocaron la piel de la chica esta volvió a caer en un profundo sueño.
Severus también se quedo dormido con la cabeza de la chica sobre su pecho y su mano en su cintura.
Cuando empezaba a amanecer Severus noto un fuerte ardor en el brazo que hizo que se convulsionara y despertara a la chica, la cual miro extrañada al profesor.
Severus la aparto de su lado y se sentó en la cama intentando desperezarse.
- Kera me tengo que ir. Dijo el profesor preocupado.
- ¿Es la marca? Dijo abrazando por la espalda a Severus. – Llévame contigo.
Severus giro la cabeza y miro fijamente a los ojos de la muchacha.
- ¿Estás loca, cómo te voy a llevar ante el Señor Tenebroso? Dijo agarrándola por los hombros.
Kera lo miraba con ternura haciendo que Snape se pensara lo de llevarla con ella.
- Vale, te llevare, pero júrame que no te separaras de mi. Dijo besándola en la frente.
Kera afirmo con la cabeza, mientras tanto Severus se puso su túnica y lanzo la falda vaquera a Kera además de una capa de viaje suya.
La chica se vistió velozmente aun llevando la camisa del profesor, se envolvió en la capa que este la había prestado y juntos salieron hasta los límites del bosque para desaparecerse.
- Yo nos llevare, abrázate a mí y no te sueltes. Dijo Snape extendiendo los brazos y abrazándola fuertemente contra su pecho.

lunes, 26 de mayo de 2008

Corazón lastimado

Kera llego al despacho de Snape y se encontró al hombre destrozando las cosas de su despacho, sus ojos parecían más negros de costumbre, estaba realmente enojado.
- ¿Se puede saber dónde demonios has estado? Dijo acercándose amenazadora y velozmente hacia la chica, haciendo que esta se golpease contra la puerta cerrándola de golpe.
Severus la acorralo en la puerta poniendo sus manos contra la puerta al lado de la cabeza de la niña. Tras unos segundo así bajo la mano y cerro con llave la puerta, tirando la llave al fuego de la chimenea.
- Contesta ¿dónde has estado? Dijo con enojo y mirando a la chica con furia.
- Tan solo, tan solo, salí a dar un, un paseo. Dijo la chica tartamudeando y temblando.
- No me mientas, estúpida, se que has ido con Lucius. Dijo agarrándola de los cuellos de la camisa y zarandeándola.
- ¡NO, NO! ¡ESO NO ES, ESO NO ES CIERTO! Gritaba la niña asustada.
- ¡ESTUPIDA! Grito Severus abofeteando a Kera y tirándola a suelo, se dio la vuelta y camino hacia las estanterías golpeando con fuerza y tirando las cosas al suelo. - ¡CREES QUE SOY LO BASTANTE IDIOTA PARA TRAGARME TUS MENTIRAS! Grito acercándose a la chica y atrapándola entre sus piernas contra el suelo, luego agarro las manos de la niña y la inmovilizo dejando sus manos por encima de su cabeza. - ¿Qué has estado haciendo con él? Dijo remarcando cada palabra, esta vez sin gritar pero apretando las muñecas de la muchacha.
- Nada, no he hecho nada. Dijo con lágrimas en los ojos. – Su, suéltame, por, por favor me haces daño. Continúo diciendo comenzando a llorar.
Snape se levanto de encima de la chica, se quedo quieto mirándola con enfado.
- Ponte en pie. Dijo con seriedad.
La niña se puso en pie con dificultad, estaba temblando y tenía un miedo horrible al pensar que era capaz de hacerle el profesor.
- Legeremens. Dijo Snape apuntando con la varita a la niña.
Pronto todas las cosas que Kera guardaba en la mente salieron a flote, Snape disfruto bastante viendo los recuerdo de la muchacha, hasta que de repente apareció la imagen de Lucius, Snape frunció el ceño, siguió viendo el recuerdo de su alumna, hasta que vio el beso que Lucius le dio a Kera, Snape estaba muy enfurecido, sin embargo no dejo de hurgar en la mente de la chica hasta que el recuerdo de Lucius termino.
Cuando rompió el hechizo miro a Kera con odio y desprecio, la chica estaba llorando, sin entender muy bien lo que había sucedido.
Snape se acerco a ella y la empujo contra la mesa para de nuevo acorralarla, Kera no se inmuto y se dejo acorralar, seguía llorando tapándose la cara con ambas manos.
Severus la miro con más odio aun y aparto las manos de la cara de la muchacha, apresándola las manos tras la espalda con una sola mano.
- ¿Deseas que yo te haga lo mismo que Lucius? Pregunto con una voz lasciva, a la vez que acercaba su cuerpo al de la chica y acariciaba la pierna de la chica bajo la falda. – Responde. Dijo al oído de la chica con la misma voz.
- No, no por favor. Dijo la chica temblando y llorando.
- ¿Por qué no? Dijo comenzando a besar su cuello y a acercarse a las zonas intimas de la chica. – ¿Es qué te gusta más como lo hace él, que cómo te lo hago yo? Dijo parándose en su zona intima y sintiendo el temblor de la chica.
- Lo, lo siento mucho, yo no, yo no quería que eso pasase, no, no sabía que él estaba casado, no, no... Kera no puedo terminar ya que su profesor la tapo la boca y negó con la cabeza a la vez que repetía “no” una y otra vez.
Severus se aparto de Kera y se quedo mirándola con pena y algo de desprecio, ella volvió a taparse la cara y a llorar con más fuerza a la vez que se derrumbaba en el suelo de rodillas.
- Deja de llorar, Kera. Dijo agachándose y abrazándola.
Kera respondió al abrazo y se tiro al cuello del profesor llorando con más intensidad.
Severus acaricio el cabello se la chica y la ayudo a levantarse del suelo, después la llevo hasta el sofá que había delante de la chimenea y se sentó a su lado.
- Severus, perdóname. Lloro en el pecho del profesor.
Severus se levanto y la invito a recostarse en el sofá, ella seguía llorando, él mientras tanto preparo dos tazas de té y busco una poción para calmar a la niña.
- Kera, bébete esto. Dijo ofreciéndola la poción.
- No, no quiero.
- Kera, no me obligues a darte la poción a la fuerza. Dijo atrapándola de nuevo entre sus pierna y ofreciéndola otra ve la poción.
- Va, vale. Dijo la chica temblorosa bebiéndose la poción.
En breves instantes estaba más relajada, cuando Snape noto que estaba más calmada se levanto y acerco un sillón al lado del sofá en el que Kera tenía apoyada la cabeza.
- Tómatelo como quieras, pero quiero que te alejes de Lucius. Dijo aun enfadado.
- Pero, ¿por qué? Pregunto ya más calmada.
- Porque es un mortifago, y su historial no es nada bueno. Contesto el profesor intentando calmar su enfado. – No le importa hacer daño a nadie, ha violado a muchas mujeres de distintas edades, sin contar que no ha tenido piedad para matar.
- Pero, puede haber cambiado, sin más tu eres un mortifago y ya no trabajas para el que no debe ser nombrado, ¿por qué no puede haber cambiado el?
- Porque es uno de sus más fieles seguidores, el mismo fue el que me metió para ser mortifago, y te aseguro que él nunca va a cambiar. Dijo con seriedad. – Yo cambie por Dumbledore y porque había cometido un error al convertirme en mortifago. Siguió diciendo aun enfadado. – Y tú ¿cómo sabes que soy un mortifago?
- Mi hermana me lo conto, tu sabes quién es mi hermana, la conoces de sobra.
- Si es cierto, tu hermana estuvo saliendo con el hijo de Lucius y yo hice lo posible para separarlos, después de conseguirlo, tu hermana me lo agradeció, y aun sigue haciéndolo. Dijo calmadamente. – Nunca te has preguntado ¿por qué siempre estoy pendiente de ti? Y no digas que es porque te quiera o me haya enamorado de ti, esa no es la razón. Dijo secamente. – Te protejo porque tu hermana me lo rogó.
- Pero, entonces ¿te gusto o no?
- Si. Dijo el profesor con un suspiro. – Me gustas desde que tu hermana estudio aquí, cuando empezó a llevarse medianamente bien conmigo me hablo de ti y me enseño fotos tuyas. Dijo sin atreverse a mirarla. – Por eso me ofrecí yo para traerte hasta Hogwarts.Durante un buen rato estuvieron charlando, hasta que Kera cayó profundamente dormida. Ya serian las 11 y Snape decidió que no pasaría nada porque Kera durmiese otra noche en sus aposentos.

domingo, 25 de mayo de 2008

Lucius Malfoy y un nuevo amor


Kera permanecía a la espera sentada en el suelo al lado de la puerta del despacho, miraba al suelo mientras jugueteaba con sus manos.
De repente la puerta se abrió, Kera alcanzo a oír un grito de Severus y miro al hombre rubio.
- ¡¡¡LUCIUS!!! Gritaba el profesor desde el despacho.
- Yo que tu no entraría ahora al despacho de Snape. Dijo el rubio tendiéndola la mano y ayudándola a levantarse en el suelo. – Por cierto mi nombre es Malfoy, Lucius Malfoy, y usted ¿es…?
- Kera Dubronik. Dijo tomando la mano del hombre.
Ambos se miraban fijamente a los ojos, Kera había sentido algo extraño al ver al hermoso hombre entrar en la sala. Por su parte Lucios se acababa de encaprichar de la chiquilla, nada mas sentir la suavidad de la mano de esta un escalofrió recorrió todo su cuerpo terminando en la nuca.
- Señorita, ¿le apetece dar un paseo por los terrenos y hablar hasta que Snape se tranquilice?
La chica asintió con la cabeza y siguió al hombre, este tenía unos andares muy elegantes, a cada paso le acompañaba un bastón plateado terminado en cabeza de cobra, su cabello también se balanceaba al paso, y su capa verde oscura hacía el típico frú-frú de la capa de Snape. Kera andaba tras de el contemplándolo y sonriendo cada vez que un dulce pensamiento sobre ese hombre pasaba por su cabeza.

Cuando salieron a los terrenos fueron hasta el lago, allí Lucius la invito a tomar asiento bajo un gran sauce, Kera se sentó al lado del hombre y este tendió un brazo para que la chica se recostase en su pecho, lo cual, fue imposible de rechazar.
El pecho del hombre era muy fuerte y cálido, los latidos de su corazón pausados y su respiración tranquilizadora, poco a poco Kera fue olvidándose de Snape y se centro tan solo en su acompañante.
- ¿Tu eres la chica que ha venido del extranjero? Pregunto Lucios reposando la cabeza contra el tronco del sauce.
- Así es, pero ¿cómo lo sabe? Dijo la niña alzando la cabeza y mirándole.
- Trabajo en el ministerio y he trabajado tu expediente, se que tienes 18 años, tu cumpleaños es el 15 de diciembre, eres experta en Defensa Contra las Artes Oscuras y Pociones, también eres muy buena en Encantamientos, Transformaciones y Herbología. Dijo con seriedad. – Pero lo que no se es, en que casa te han alojado.
- Fue una difícil elección, el sombrero era incapaz de seleccionarme, así que Dumbledore decidió que la mejor casa seria slytherin debido a las asignaturas en las que destacaba.
- ¿Eres feliz en slytherin? Pregunto con curiosidad el rubio.
- Mucho, hoy he conocido a mis compañeras de dormitorio, y aunque Severus sea un tipo duro de tratar no me disgusta.
- Quizás conozcas a mi sobrina, está en sexto, se llama Yuma D’carpia. Dijo el hombre acercando la cabeza a la chica.
- Si, es una de mis compañeras. Sonrió la muchacha.
- También sé que tienes una hermana mayor, dos años mayor, se llama Cleopatra. Dijo secamente.
- ¿Cómo sabe eso? Nadie la llama así, tan solo su ex novio. Dijo extrañada.
- ¿nunca te enseño una foto del chico? La chica negó con la cabeza y siguió mirando extrañada. – Su ex novio, como dices tú, es mi hijo Draco.
La chica se aparto del hombre. ¿Había estado Lucius intentando enamorarla? Pensó Kera.
- ¿Qué pasa? Dijo amenazante.
- Usted, ¿está intentando ligar conmigo aun estando casado? Pregunto la chica levantándose del suelo.
- ¿Tanto te importa que este casado o no? Dijo levantándose velozmente, agarrando por la cintura a Kera y tomando una de sus manos por la cabeza, acorralándola contra el tronco y besándola con fuerza.
Poco a poco se iba apegando más y mas a ella, la chica no podía responder al beso de Lucius, sentía toda la furia del hombre en esas manos que la retenían contra el árbol y de esa lengua que luchaba con fuerza contra la de ella.
Poco a poco Lucius separo la cara de la muchacha pero no el cuerpo, Kera sentía la respiración y palpitación agitada de Lucius, aunque realmente no sabía si era el hombre o era ella.
- ¿Qué pasa no te gusta que te besen a la fuerza? Pregunto con picardía a la muchacha.
- ¿Me estas insinuando algo? Dijo con el cuerpo inmovilizado por el del hombre.
- Si, ¿crees que no sabía que Severus te había besado? El se enamoro de ti en el momento en el que te vio.
- ¿Cómo puedes saber eso?
- El mismo me lo acaba de contar, y como yo le he dicho que eras una muchacha muy hermosa se ha enojado conmigo, por eso te he invitado a caminar lejos del castillo. Dijo acercándose de nuevo a la muchacha y besándola delicadamente mientras acariciaba su rostro y su cintura y cadera. – Seguramente este como loco buscándote, y esperando que no te haya encontrado yo antes.
- Pero ¿a qué vienen estos besos ahora? Pregunto apoyando sus manos en los hombros de Lucius.
- ¿No te das cuenta? Me gustas, me gustaste en cuanto te vi sentada frente a Severus, y ahora que se que el también te desea no pienso cederte por nada del mundo, es mas aunque ahora no te gusten mis besos y mi forma de seducirte. Callo y acaricio el muslo de la muchacha bajo su falda, a lo que Kera respondió con una pequeña sacudida, Lucius se acerco a su cuello y susurro. – Conseguiré que te enamores de mí y pierdas el culo por estar a mi lado. Agarro fuertemente las nalgas de la muchacha y la beso con fuerza inmovilizándola por completo.
Kera se aferro con las manos al rostro del hombre y acompaño su beso.
Cuando se separaron Kera se acerco a los labios de Lucios y le hablo: - Yo no he dicho que no me gusten tus besos ni tu manera de seducir. Luego lo beso y se marcho se nuevo al castillo.
- Kera, ¿cuándo podre verte de nuevo? Dijo altivando la voz.
- Cuando tenga visita a Hogsmeade, ya te escribiré. Se dio la vuelta y lanzo un beso y le guiño un ojo.
Lucius se quedo mirando los andares de la chica, definitivamente tenía que robar esa mujer a Severus, esas caderas le volvían loco, sus labios carnosos y su lengua delicada.
- Hacia tiempo que no sentía esto al besar a una mujer. Pensó Lucius. – Si consigo que se aleje de Severus podre besarla durante toda una noche y acariciar su cuerpo.

sábado, 24 de mayo de 2008

El beso

Severus tardo un buen rato en llegar, cuando apareció por la puerta llevaba el pelo enmarañado y la coleta casi desecha.
- ¿Qué ha pasado? Pregunto Kera sorprendida.
- Nada, he tenido unos cuantos problemas con unos alumnos de tercero.
Severus se desplomo en la silla y dejo caer la cabeza hacia atrás. Kera se levanto y comenzó a peinarle el cabello y a desenredarle la maraña.
- ¿De qué querías hablar conmigo? Le pregunto la chica mientras recogía la coleta del profesor.
- Ya no me acuerdo. Dijo el profesor de manera desinteresada intentando huir de la situación. – Por cierto ya están tus cosas en la sala común, te llevare.
Se levanto veloz hacia la puerta pero Kera se le adelanto y se situó delante de él impidiéndole abrir la puerta.
- ¿Qué haces? Pregunto enfadado el profesor.
- Cuando me dijiste que querías hablar conmigo parecías preocupado y ansioso, así que no me dejes con la duda y dime lo que querías comentarme.
- Mira Kera, ahora no quiero hablar de ese, tan solo quiero descansar y olvidarme del día de perros que he tenido.
- No, no me voy a ir de aquí hasta que no me digas lo que querías decirme. Contesto la muchacha con testarudez y cabezonería.
Entonces Snape se aproximo a ella de un modo amenazador, la miro despiadadamente y la beso con furia impidiendo que la muchacha pudiera moverse.
- Esto es lo que quería decirte, ¿estás satisfecha? Dijo enfadado sin separase de la chica. – Y ahora vamos a tu sala común.
Kera se quedo sorprendida, Snape la aparto de la puerta con un empujón y salió por la puerta, Kera sin embargo se quedo de pie en la puerta con los dedos en los labios sin saber muy bien que había sucedido.
Severus asomo la cabeza por la puerta al ver que esta no salía del despacho, vio a la niña tiesa, son los ojos en blanco y sus delicados dedos sobre esos dulces labios que había besado, se quedo un rato mirando a la niña mientras que su corazón empezaba a acelerarse, se retiro de la puerta y bufo.
- Mierda, ¿cómo he podido hacer eso?, seguro que ahora ya no quiere acercarse a mí, siempre tengo que acabar metiendo la pata en todas las relaciones que tengo, soy un estúpido. Pensó apoyado en la pared con cara de desesperación. – Quizá debería hablar con ella.
Severus entro en el despacho y cerro tras de sí la puerta, se acerco a la muchacha y se situó frente a ella.
- Kera, ¿podemos hablar?
- ¿De qué? Dijo ella bajando la cabeza avergonzada.
- De lo que acaba de pasar, claro que solo hablaremos si tú quieres.
- No es que no quiera, pero me pillaste de golpe y no supe reaccionar. Dijo tomando la mano de Snape para calmarlo. – No tienes porque preocuparte de nada.
- Kera, tú, ¿por qué crees que te he besado? Dijo acorralándola contra una de las estanterías.
- No, no sé. Dijo tartamudeando a la vez que caminaba hacia atrás amenazada por el cuerpo del profesor. ¿Por qué te gusto?
- No digas tonterías, ¿crees que soy ese tipo de personas que se enamoran a la primera de cambio? Dijo volteándose y caminando hacia la chimenea.
- Yo no he dicho nada de que te hayas enamorado de mi, tan solo he dicho que si te gustaba. Dijo la chica con enojo. Tan solo pensé que se te había antojado, pero ya me doy cuenta de que no es así, se que te has enamorado por mucho que te cueste admitirlo.
- ¿Cómo estás diciendo? Dijo el profesor remarcando cada palabra con un empujón en los hombros de la muchacha hasta que la golpeo contra la mesa. – No eres más que una mocosa insolente. Dijo acechando más y más a la chica hasta que esta apoyo las manos en la mesa.
- Claro, por eso te estás insinuando así, ¿no? Dijo la chica alzando el pecho y poniendo su boca muy cercana a la del profesor. – Vamos, lo estas deseando, por eso me has ido empujando hasta tu escritorio. Dijo con ferocidad.
Justo cuando Severus se aproximaba a los labios de su alumna alguien toco a la puerta.
- Siéntate y estate cayada. Sentencio el profesor. – Adelante. Gruño el profesor.
Un hombre rubio y con cabello largo, con la tez pálida y cara ovalada, era muy esbelto y al parecer de la niña muy galán.
- Severus. Dijo alegre. – Oh, disculpe señorita, no pensé que el profesor estuviese reunido. Dijo el hombre haciendo una reverencia.
- Dubronik, por favor espéreme a fuera, y por su bien espero que no se vaya muy lejos, no hemos terminado con la conversación.

viernes, 23 de mayo de 2008

Sen y los sentimientos del Profesor Snape

A la mañana siguiente Kera se despertó sobre el pecho de Snape y abrazada por los brazos de este, la chica levanto la cabeza y vio al profesor que comenzaba a abrir los ojos.
- Buenos días. Dijo el profesor desperezándose y estirándose.
- Hola. Dijo la niña bostezando. – Por cierto, aun no se qué clases tengo.
- Ah sí, es cierto, espera. Dijo Snape levantándose de la cama a la vez que comenzaba a recogerse el largo cabello y a peinarse.
Se acerco a una mesa en la que tenía muchos papeles, saco uno y se acerco a la cama, se sentó y le tendió el papel a la chica.
Esta miro el papel, era el horario, mientras tanto Severus se peleaba con el cabello, ya que no conseguía desenredar los nudos que se habían producido en la noche.
- Anda, trae el peine y estate quieto. Dijo la muchacha arrodillándose en la cama sobre la espalda de su profesor. - ¿Normalmente cómo haces para recogerte el cabello?
- Normalmente se encargan los elfos, pero hoy están muy atareados con los desayunos de los alumnos. He mandado que suban aquí el desayuno.
- Tengo doble clase de pociones contigo, ¿no? Dijo la chica cuando termino de recoger el pelo del profesor.
- Si, normalmente si tengo clase a primera hora desayuno aquí, así tengo tiempo para preparar las cosas. Dijo metiéndose en el baño. Me voy a duchar y a vestirme, ve desayunando y luego te arreglas tú, yo tengo cosas que hacer antes de las clases.
- Vale. Dijo la chica mientras comenzaba a untar una tostada con mermelada de frambuesa y a la vez que mediante la magia preparaba el café para los dos.
Al cabo de 15 minutos Snape salió completamente arreglado, tomo velozmente el café y un par de tostadas, la dio las llaves del dormitorio y se despidió de Kera besándola en la frente.
Cuando abrió la puerta para salir se dio la vuelta miro a la chica y dijo.
- Espero que esto haya compensado lo de anoche. Dijo sonriendo a la muchacha. – Por cierto no llegues tarde a clase, no tengo piedad por ningún alumno, por muy bien que me lleve con él. Y tras eso cerró la puerta.
Kera se quedo perpleja termino de desayunar y se visto, cuando quedaban 20 minutos para que comenzara la clase salió del dormitorio del profesor, cero con llave y se la guardo en el bolsillo de su falda vaquera.
Corrió al aula y golpeo la puerta.
- Adelante. Dijo una voz de ultratumba.
Kera asomo un poco la cabeza, y vio que Snape estaba solo, entro rápido y se acerco a la mesa, allí le dejo la llave, se acerco al profesor y lo beso en la mejilla.
- Gracias por compensarme de esa manera. Dijo en un dulce susurro. – Me g…………as. Dijo en un susurro que el profesor no llego a entender.
Entonces echo a correr y salió veloz del aula.
Snape se quedo absorto con la mano en la mejilla, mientras tanto pensaba en cosas que nunca antes había planeado que pasase por su cabeza.
- No puedo entender que me sucede, al principio detestaba tener que ir a buscarla y tener que escoltarla, pero después de conocer su comportamiento tan libre… no se empiezo a notar que me siento a gusto a su lado. Pensaba el profesor.
- Severus, te estoy hablando. Dijo el director sacándole de sus pensamientos.
- ¿Qué? Dijo el profesor retirando la mano de su mejilla.
- Te preguntaba que si te gusta esa chica. Dijo sonriendo pícaramente.
- ¿Cómo puedes pensar eso? Dijo Snape enfadado.
- Vamos hombre, te conozco desde que tenias once años. Además no es nada malo, lo único que cuando acabe sus dos años será doloroso.
- Albus, ya sabes que no tengo tiempo para enamorarme de nadie.
- ¿Y quien a dicho enamorarse? Dijo con picardía. Así que te gusta Kera, me parece bien, pero espero que sepas separar sus estudios del su tiempo libre.
- Déjate de estupideces. Dijo levantándose de su sitio y mirando amenazador al director.
- Lo que tú digas. Dijo mientras salía del aula.
- Viejo chocho, mira que pensar que me gusta Kera, ¿será estúpido? Pensó el profesor en voz baja. – ¡Mierda! ¿Por qué siempre tiene que tener razón? Dijo a la vez que se agarraba con fuerza la cabeza. - ¡Mierda, mierda y mierda! Yo no pué… no, no debo enamorarme de ella.
Finalmente se levanto, camino un rato para calmarse y abrió la puerta para que comenzaran a entrar los alumnos.
Kera se sentó al final del aula, desde ese sitio Snape podía acercarse a ella sin miedo a que nadie se fijase en ellos.
- Kera tengo que hablar después contigo, cuando terminen las clases ve a mi despacho y espérame dentro. Dijo susurrándola al oído mientras la chica cortaba unos ingredientes.
Esta asintió y siguió con su trabajo, al final de la clase fue la única capaz de hacer la poción para dormir a la perfección, lo cual fue recompensado con 10 puntos para Slytherin.

Al terminar la clase unas chicas de Slytherin se acercaron a ella.
- Perdona, ¿tú eres la nueva, no?
- Si, ¿pasa algo? Contesto fríamente.
- No, bueno nosotras vamos a ser tus compañeras de habitación, yo soy Sen Evergreen, y ellas son Miranda Yelowston, Yuma d’Carpia y Aura Wishperdreem.
Kera saludo a las cuatro chicas y juntas fueron a sus próximas clases, durante ese día se amigaron mucho y comenzaron a hablar de sus cosas. Cuando las clases terminaron se despidió de ellas no sin antes decirlas que estaba muy contenta de haberlas conocido.
- Pero ¿a dónde vas ahora Kera? Pregunto Sen.
- Tengo que hablar con el profesor Snape. Dijo sin dar demasiada importancia al tema.
- Pues entonces nos veremos esta noche. Se despidieron las cuatro chicas.Kera bajo a las mazmorras y entro en el despacho del profesor, pero este no había llegado todavía, así que se sentó en la silla de Snape y espero pacientemente a que el llegara.

miércoles, 21 de mayo de 2008

La selección


- Kera, esta noche cenaras en la mesa de los profesores y serás elegida para una casa.
Kera no dijo nada al respecto, tan solo siguió al profesor hasta el despacho del director, donde según Snape debían hablar de sus clases y de en qué año estudiaría.

- ¿Albus? Pregunto Snape ya en el despacho del director.
- Aquí arriba Severus, esperad, ahora bajo.
- Siéntate Kera. Dijo Snape ofreciendo una silla vacía a la muchacha.
Kera seguía sin mencionar una palabra, en cierto modo estaba asustada, pero también estaba asombrada por lo poco que había visto del castillo, los enormes pasillos, las escaleras que se movían a su antojo, los miles de cuadros situados en las paredes que saludaban al paso de la muchacha dándola la bienvenida y la enhorabuena.
Cuando el director bajo, Kera se levanto y saludo haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.
- Tranquila muchacha, no tienes porque ser tan cortes. Dijo el director estrechando la mano para saludar a la muchacha. – Soy Albus Dumbledore, director del Hogwarts, encantado de tenerla con nosotros.
- Muchas gracias señor.
- Y bien, ¿cómo ha ido tu viaje hasta aquí?
- Interesante y largo, señor.
- Comprendo. Dijo Albus sonriendo a la chica. – Severus ¿podrías indicar a la señorita Dubronik donde cambiarse para la cena y acompañarla hasta el gran comedor?
- Por supuesto. Dijo tomando de los hombros a Kera. – Acompáñame.
Kera camino al lado de Snape durante un buen rato sin saber muy bien que decir.
- Kera, ¿te pasa algo? No has dicho nada desde que hemos llegado a Hogwarts.
- Es que no sé qué decir, estoy tan impresionada con el castillo que me he quedado medio muda. Dijo la chica bajando la cabeza y mirando al suelo. – Por cierto ¿a dónde vamos?
- He dejado tus cosas en mi despacho, realmente no sabía donde dejarlo y he pensado que no te importaría que te acompañase durante este día.
- No, bueno, claro que no me importa, al fin y al cabo si no fuera por usted no habría llegado nunca hasta aquí.
- Kera, no quiero que seas tan cordial mientras estemos solos, yo no te trato de usted y tampoco quiero que lo hagas tú.
- Lo siento. Dijo la chica cabizbaja.
Bajaron las escaleras hasta las mazmorras, las cuales eran frías y oscuras, pero parecían divertidas a los ojos de Kera.
Cuando por fin llegaron al despacho de Snape este la indico sus baúles y la dejo sola para que se cambiase.
- Cuando termines sal a buscarme al aula de al lado. Dijo Snape con seriedad.
La chica afirmo con la cabeza y busco la mejor ropa para la cena.
Finalmente saco un pantalón de campana negro, una camisa blanca y una corbata negra. Cuando hubo terminado fue a buscar a Snape, el cual preparaba algunas pociones en el aula que había indicado a la muchacha anteriormente.
La niña golpeo con delicadeza la puerta y entro en el aula, Snape se giro y como ya había hecho anteriormente la miro de arriba abajo con cara de pasmado, esta vez Kera ignoro la mirada del profesor, en cierto modo la gustaba que la mirase así, sentía que por lo menos tenia alguien en quien confiar.
- Bueno, vayamos al gran comedor. Dijo saliendo de su estado absorto.

Cuando llegaron al gran comedor ya estaban sentados los alumnos, pero no todos, los de primero esperaban ansiosos a la selección para las casas.
Snape guio a Kera hasta el asiento en la mesa de los profesores, allí estaba el director, justo a su izquierda había un sitio vacio, al lado de este se hallaba una mujer con cara risueña y algo rellenita, pero que parecía muy adorable, continuando la mesa se hallaba un pequeño profesor con un rostro alegre, y justo a su lado y terminando ese lado de la mesa una profesora de lo más peculiar, tenía el pelo revuelto y llevaba muchos collares.
Snape se sentó a la derecha de Albus, justo al lado de Snape estaba el sitio de Kera, a su lado tenia al semi-gigante que había visto en la estación, a su lado otros profesores mas a los que no quiso mostrar más atención, pues ya tenía bastantes cosas en la cabeza.
De repente entro una mujer con sombrero picudo y seriedad que llevaba en su mano un taburete y un sombrero viejo, detrás de ella iban los alumnos más jóvenes.
La mujer coloco el sombrero encima del taburete y este comenzó a cantar:

Oh, podrás pensar que no soy bonito,
Pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar
Un sombrero más inteligente que yo.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts
Y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza
Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.
Así que pruébame y te diré
Dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor,
Donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad
Ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff
Donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff
De verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,
Si tienes una mente dispuesta,
Porque los de inteligencia y erudición
Siempre encontrarán allí a sus semejantes.
O tal vez en Slytherin
Harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio
Para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
Porque soy el Sombrero Cantor.


Así poco a poco fueron pasando todos los jóvenes y así fueron asignados a sus casas.
Pronto el director se levanto y se dispuso a hablar.
- ¡Bienvenidos! – Dijo ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras, primeramente para los nuevos y viejos alumnos que sepáis que el bosque prohibido es un terreno inexplorable. Y segundo, debo presentaros a una nueva alumna que nos acompañara durante dos años, Kera Dubronik. Es una estudiante del extranjero a la que espero que tratéis como es debido, y sin más miramientos, por favor señorita Dubronik, aproxímese al taburete para ser seleccionada a una casa.
Kera se levanto asustada, camino despacio hasta el taburete y se sentó, el resto de de alumnos miraba perplejos a la chica, la cual se sentía intimidada ante tantas miradas.
El sombrero se poso en su cabeza y comenzó a susurrar en su mente.
- Umm, difícil elección, eres realmente sabia, por lo que Ravenclaw no te iría mal. – Dijo el sombrero. – Pero muy astuta y calculadora, perfecta para Slytherin. Dijo de nuevo. – sin embargo veo que eres muy valiente, así que ser Gryffindor tampoco estaría mal. Repitió en su cabeza. – Lealtad no te falta, ser Hufflepuff tampoco sería mala idea, realmente no sé muy bien que decirte, no me decido a elegir una casa para ti.
Tras 15 minutos el sombrero grito.
- ¡No puedo elegir! Esta muchacha posee todas las cualidades.
La gente miro sorprendida, y en ese momento Kera deseo que el sombrero se la tragase, a lo cual el sombrero dijo en su cabeza:
- Lo siento muchacha, pero eso es imposible.
Albus se levanto y tendió la mano a la muchacha, la cual estaba totalmente sonrojada.
- Tranquila, no debes preocuparte, ya solucionaremos esto mas tarde. Dijo susurrando a la muchacha. – Que dé comienzo la cena. Dijo elevando las manos.
Tras eso acompaño a Kera hasta su sitio y la invito a sentarse.
- Severus, no tengo mucho abre, ¿te importa que me retire?
- Si, me importa. Dijo cogiéndola la mano por debajo de la mesa. – Por favor quédate. Termino diciendo a su oído.
Kera suspiro lastimada, y comenzó a jugar con la comida que Snape había puesto en su plato.
- Por Circe, deja de jugar con la comida y come. Dijo Severus golpeándola en el hombro.
- En serio Severus, no tengo hambre. Dijo a la vez que le miraba con cara de tristeza.
- Kera, por favor, solo es un mal trago. Dijo de nuevo tomando su mano, esta vez por encima de la mesa.
- Vale, pero espero que me compenses.
Snape sonrió y Kera finalmente comenzó a cenar, cuando hubieron terminado los postres el directo invito a los alumnos a marcharse a sus respectivas salas comunes, mientras tanto, los profesores y Kera fueron a una sala que había detrás del gran comedor y comenzaron a hablar de la elección de la muchacha.
- Bueno, como habéis podido observar el sombrero seleccionador no ha sabido elegir un lugar para Kera, así que nosotros elegiremos donde mandarla. Dijo Albus mirando a la muchacha.
Todos se sentaron, Kera se acerco a un sillón de cuero marrón y se sentó en el, los demás profesores se sentaron, todos menos Albus y Severus, el cual no tenia en donde sentarse, así que se sentó en el reposabrazos del sillón de Kera.
- Muéstrate. Dijo el director y unos papeles se posaron en sus manos. – Veamos, Kera, tú destacas en Pociones y Defensa Contra las Artes Oscuras, además no vas nada mal en Encantamientos y Transformaciones, tampoco se te da mal la Herbologia, realmente eres una muchacha muy sabia, pero contando que tus principales asignaturas son Pociones y Defensa Contra las Artes Oscuras creo que estarías mejor en Slytherin, ¿alguien discrepa en mi idea?
Ninguno de los presentes contesto, así que Severus se levantó y estrecho la mano a Kera dándola la enhorabuena. – Bueno una cosa más Kera entrara en el sexto curso.
- Solo una cosa, la señorita Dubronik no podrá llevar el uniforme de momento, la señora Malkin ha mandado un uniforme equivocado esta tarde y he tenido que devolverlo, así que hasta la semana que viene no recibiremos el nuevo uniforme. Término diciendo Severus.
Nadie hablo, tan solo asintieron con la cabeza y se despidieron.
- Severus, da alojamiento a Kera y mañana llévala a su sala común, por favor.
- De acuerdo señor.
Así Kera paso la primera noche en el castillo, ¿en dónde? Pues Severus se ofreció a prestarla dormir en sus aposentos, Kera no discrepo, es mas en cuanto se metió en la cama cayo profundamente dormida.
Snape no sabía si dormir a su lado o quedarse en el sofá, pero al ver que la niña había quedado profundamente dormida decidió acostarse a su lado.

martes, 20 de mayo de 2008

El Callejón Diagón y al Expreso de Hogwarts


Cuando por fin entraron en el Callejón Diagón Kera se quedo completamente pasmada al ver tan maravilloso espacio.
La maña transcurrió con calma, lo primero que hicieron fue ir a revisar la varita de la chica.
- Madera de ébano, cabello de banshee, elástica, perfecta para encantamientos y transformaciones. Dijo Ollivander al comprobar la varita. – Es una varita magnifica señorita.
Luego fueron a comprar ingredientes para pociones, allí estuvieron más de una hora, ya que Snape aprovechó para encargar gran parte del material que iba a necesitar para el curso.
Después de eso fueron a comprar los materiales necesarios para pociones, en lo cual también tardaron una hora, debido a que Severus también necesitaba encargar calderos nuevos.
A continuación fueron a encargar el uniforme y demás ropa para el curso, Kera obligo a Snape a comprar una túnica nueva, a lo cual tuvo que acceder ya que Kera no paro de darle la lata hasta que este accedió.
Finalmente Severus acabo con dos túnicas nuevas, una de color verde oscura con adornos plateados y otra azul negruzca muy simple.
Luego comieron en una de las terrazas del callejón, y por la tarde, terminaron de comprar plumas nuevas, royos de larguísimo pergamino y una nueva mascota para Kera, regalo de Severus.
Kera estaba muy contenta con su mascota, un enorme búho real con ojos ambarinos.
Y por ultimo fueron a comprar los nuevos libros que Kera necesitaría en este curso.

A las 10 de la noche cuando hubieron terminado de comprar volvieron al Caldero Chorreante y cenaron, para más tarde ir a descansar.

A la mañana siguiente Kera se levanto con más facilidad que el día anterior.
Severus la acompaño hasta King Cross y la ayudo a cruzar hasta en andén 9 y tres cuartos, ayudo a Kera a subir todas sus cosas y espero a que partiera el tren.
Después volvió hasta el Caldero Chorreante y uso la red Flú para llegar hasta Hogwarts.



Kera paseo por el largo y estrecho pasillo del tren escarlata buscando un compartimento en el que instalarse, finalmente se sentó en el ultimo compartimento del ultimo vagón, en ese compartimento no había nadie, así que exhalo profundamente y entro en el, se acomodo en el interior de este y se relajo hasta que unos alumnos golpearon a su puerta.
- Adelante. Contesto Kera.
- ¡Oh! Disculpe señorita, no sabíamos que viajaba un profesor en el tren. Dijeron los chicos los cuales llevaban adornada su túnica con una chapa dorada.
Kera pensó que debían ser los alumnos de mayor año, y cuando cayó en la cuenta volvió a pensar. - ¿Cómo, me han confundido con una profesora? Oh, por Circe, ya sé que aparento un par de años más de los que tengo, pero, ¿confundirme con una profesora?

Pasadas un par de horas apareció una señora mayor con un carrito lleno de golosinas, Kera se alegro mucho, ya que no había cogido nada para el viaje.
Después de mucho pensar acabo comprando: 4 pasteles de calabaza, 2 botellas de zumo de calabaza, 2 ranas de chocolate, una caja de grajeas Bertie Bots de todos los sabores, y otras cuantas golosinas, después de llenar bien el estomago, se recostó en uno de los asientos del compartimento, y tras bostezar unas cuantas veces, cayó en un profundo sueño.
El traqueteo del tren meció su sueño durante dos horas y tras ese sueño volvió a despertarse, miro su reloj y vio que tan solo eran las 4 de la tarde, ¡por Merlín! ¿cuánto tardarían en llegar a Hogwarts?
Al final decidió lanzarse a la aventura, se asomo por la puerta de su compartimento y vio que el pasillo estaba desierto, así que salió y camino hacia los primeros vagones del tren con intención de preguntarle al maquinista cuanto quedaba de viaje, se la estaba haciendo eterno, y precisamente no era una chica con paciencia que se diga.
Camino despacio intentando escuchar partes de las conversaciones que tenían el resto de los alumnos, pero no tuvo éxito, ya que el tren hacia demasiado ruido para escuchar nada.
Cuando estaba llegando al primer vagón se encontró con una de las chicas que había golpeado antes la puerta.
- Esto, disculpa, pero podrías decirme ¿cuánto falta para llegar a Hogwarts?
- Entre las 8 y las 9 estaremos en Hogsmeade, desde allí unas carrozas nos guiaran al colegio. Contesto con muy buenos modales la chica, esta era de pelo largo y moreno, con los ojos azules y una sonrisa muy cálida.
- Muchas gracias. Contesto Kera devolviéndola la sonrisa.
- No hay de qué.
Tras haber quedado no muy satisfecha con la respuesta volvió a su compartimento, ya encontraría con que entretenerse.
- Oh no, he dejado a Rio solo. Kera echo a correr al compartimento al recordar que había dejado a su búho solo y que aun no le había dado de comer.
Cuando abrió la puerta vio a Rio hecho una furia, rápidamente desmigo uno de los pasteles, abrió la jaula y comenzó a alimentar al animalito.
Kera fue recompensada con pequeños pellizcos en la mano y un dulce ulular por parte del animal. Finalmente la niña se sentó al lado de la jaula para poder acariciar al búho.

Sobre las 6 de la tarde, cuando Kera comenzaba a aburrirse soberanamente, paso de nuevo la mujer del carro, Kera volvió a comprar algunas golosinas, pero no tantas como la vez anterior, además invito a pasar a la mujer y estuvo charlando con ella.
- Nunca la había visto por aquí señorita, ¿es usted alguna profesora nueva?
- Oh no, en realidad soy una alumna, vengo del extranjero para estudiar durante dos años en Hogwarts.
- Pero, pareces mayor que los demás, ¿no? Miro extrañada la mujer.
- Si, así es, tengo 18 años, lo que pasa es que en mi antiguo colegio había un curso mas, pero en Hogwarts no se cómo van a encargarse de mí.
- ¿Sabes algo sobre la historia de Hogwarts?
- Bueno algo me conto el profesor Snape. Sé que hay cuatro casas, de los cuatro fundadores, y que Hogwarts tiene un hechizo para que los muggles no lo vean, y poco más.
- Seguro que Hogwarts te gustara, es maravilloso. Dijo la mujer sonriente.
Poco después la mujer se marcho y Kera volvió a quedarse sola, de nuevo dio de comer a Rio, y luego se quedo contemplando el paisaje que poco a poco iba oscureciendo.

Al cabo de una hora y media por fin llegaron a Hogsmeade, todos los alumnos bajaron del tren y esperaron a coger los carruajes, mientras tanto, un hombre de gran estatura iba llamando a los del primer curso, Kera se quedo esperando sin saber muy bien qué hacer, de repente una mano se poso en su hombro, Kera se dio la vuelta sorprendida, allí estaba el profesor, Snape, la guio hasta un carruaje en el que nadie había subido, nada más subir Snape saco la cabeza por la ventana y dijo:
- Podemos irnos.
- Pero Severus, alguien más podría querer montar en el carruaje. Dijo Kera agarrándolo por el brazo.
- Tranquila, nadie querrá viajar junto a mí. Contesto Severus con una sonrisa malévola. – Por cierto, ¿qué tal ha ido el viaje?
- Pues bien, un poco largo.
Durante el trayecto hasta el colegio fueron charlando a cerca del viaje, el trayecto no fue muy largo, y además se hizo muy ameno.Cuando llegaron a la puerta principal y bajaron del carruaje Kera miro asombrada, era maravilloso, nunca antes había visto un castillo tan hermoso, ahora más que nunca estaba segura de que iba a disfrutar mucho durante esos dos años.

En el Caldero Chorreante

- ¡¡Kera!! Llamo una voz entre el fondo del gentío que bajaba del tren.
Kera se dio la vuelta y vio quien la llamaba, era el tipo del tren, Snape. Kera no se paró a esperarle, dio media vuelta y comenzó a andar en dirección a la salida de la estación. De repente una mano agarro su brazo, Kera sabía perfectamente quien era, pero aun así no se detuvo.
- Pensé que al marcharse del compartimento no querría volver a hablar conmigo. Dijo la chica sin mirar a su acompañante.
- Al principio lo pensé. Dijo chascando la lengua. – Pero luego pensé que no sabrías como llegar a Hogwarts tu sola.
- ¿Qué pasa, cree a caso que soy una inútil? Dijo la muchacha enfadada.
- No, pero esta es una ciudad nueva. ¿Cómo piensa ir hasta Hogwarts usted sola?
Kera se paró en seco y pensó: - Es cierto, no conozco la ciudad, y además no puedo preguntar a nadie, al fin y al cabo los muggles no conocen la existencia de la magia.
- Creo que lo mejor será que nos alojemos y descansemos, mañana te puedo acompañar a comprar el material, y pasado mañana te acompañare a King Cross para que cojas es expreso que te llevara a Hogwarts.
- No me disgusta la idea, pero, ¿dónde nos vamos a alojar? Y lo más importante ¿dónde voy a comprar el material? Pregunto la chica con curiosidad. – Es que a mí me enviaban las cosas por correspondencia.
- Por eso no te preocupes yo me encargo de todo.
Finalmente Severus la guio hasta el Caldero Chorreante, la explico que era un bar para magos, y que desde la salida trasera se llegaba hasta el Callejón Diagón, un pequeño barrio para que los magos comprasen sus cosas.
Durante la cena Kera estuvo muy atenta a las explicaciones e indicaciones que le dio el profesor, además no volvieron a discutir.
Cuando el reloj marco la una ambos se fueron a descansar a sus respectivos dormitorios.
- Mañana te despertare sobre las 10, será un día largo, hay muchas cosas que comprar.
- ¿Tan pronto? Dijo la chica refunfuñando. – Bueno, si no hay más remedio… Que descanse bien Señor Snape.
- Igualmente Dubronik.

A la mañana siguiente alguien golpeo a la puerta, pero Kera no respondió, estaba tan agotada del día anterior que decidió hacerse de rogar, pero Snape no era de los que esperaba, pidió una llave y entro en el dormitorio de la chica.
Descorrió la cortina y dejo que la claridad del día fuese despertando a la muchacha, pero está en vez de despertarse, se dio media vuelta y se tapo con el edredón por encima de la cabeza.
- Kera, levanta, se va a hacer tarde. Dijo Severus balanceando el hombro de la muchacha y destapándola.
- No, no quiero, tengo sueño, necesito dormir. Contesto esta sin abrir los ojos y buscando a ciegas el edredón.
Severus mando subir el desayuno de ambos a la habitación, y comenzó a acercar el café a la nariz de la chica con el propósito de que esta se desperezase de una vez.
Y por su puesto dio resultado, Kera comenzó a abrir lentamente los ojos y vio a Snape arrodillado junto a la cama con la taza de café cerca de la muchacha.
- Eso no vale. Dijo regruñendo a la vez que se incorporaba en la cama y comenzaba a tomar el humeante y delicioso café.
- Anda desayuna y vístete. Dijo con una media sonrisa, bastante dulce.
Al cabo de unos minutos Kera había terminado de desayunar y se había metido en el baño para cambiarse.
Snape se quedo mirándola como tonto, Kera estaba muy guapa, llevaba un vestido negro y unas zapatillas que iban a juego con el vestido. Snape se miro su indumentaria, la típica túnica negra.
- ¿Qué pasa, acaso estoy mal peinada?
- ¿Cómo? No, no es eso estaba pensando. Dijo nervioso el profesor.
Kera salió por la puerta con el profesor detrás dejando en un leve susurro una frase que el profesor oyó a la perfección. – Si, seguro que era eso.

domingo, 18 de mayo de 2008

Kera Dubronik

Kera viajaba en el tren con destino a su nuevo colegio, iba a estudiar durante dos años en Hogwarts, por fin había conseguido lo que tanto ansiaba, tras unos rigurosos exámenes y un sorteo fue la afortunada para hacer un intercambio con la escuela de magia y hechicería.
Kera pensaba con la cabeza apoyada en el gélido cristal como seria su nueva vida, como serian sus nuevos compañeros y por su puesto los profesores, lo único que sabía por parte de su hermana mayor Cleo, era que uno de los profesores era odiado por todos sus alumnos, y que por lo visto le llamaban Snivelus.
Kera era una chica despierta, tenía una melenita corta y lisa de color rubio marfil, sus ojos era de color violeta y tan cristalinos que reflejaban hasta las estrellas, su piel sin embargo era clarita como la nieve.
Kera miraba por la ventana de su compartimento tras sus oscuras gafas de sol, aun no había advertido la presencia de la persona que acababa de entrar en su compartimento.
- ¿Señorita? Dijo un hombre golpeando con cuidado el hombro de la chica. – ¿Me permite ver su billete?
- Si. Dijo sobresaltada saliendo de su mundo interior y buscando en sus bolsillos el billete.
Tras unos minutos de búsqueda cayó en la cuenta de que los billetes estaban en su cuaderno de dibujo.
Cuando el revisor se marcho Kera guardo su cuaderno de dibujo y se recostó en el asiento, se coloco de nuevo sus gafas de sol y echo una pequeña cabezada.
Al cabo de un tiempo un murmullo de gente la despertó de su placido sueño, habían llegado a una estación en la que el tren haría un descanso de treinta minutos.
Kera se apeo del tren y corrió hasta la cafetería para comprar un refresco de cola, a continuación corrió a una pequeña tienda de golosinas que había en la estación, allí compro unos regalices y un par de chicles de pica pica, ummm… como la gustaban esos chicle, esa acidez, ese picor en la lengua, esas pequeñas explosiones en su paladar, la encantaba esa sensación, se estremecía con solo pensarlo.
Solo quedaban cinco minutos para que el tren partiera de nuevo, Kera atravesó velozmente la estación y salto al tren, camino hasta su compartimento y entro en el sin observar que alguien más se había metido en el mismo compartimento, Kera se sentó aun con sus oscuras gafas y contemplo por última vez el paisaje de la gente con sus familias y maletas.
Cuando volvió a mirar dentro, en el compartimento, se sobre salto al ver al joven que se hallaba en su mismo habitáculo.
Era un joven alto, delgado, con el pelo negro y brillante, tenía el pelo largo, extremadamente largo, recogido en una coleta, muy elegante y discreta, su piel al igual que la de ella era pálida, el vestía con una camisa negra y unos vaqueros oscuros y ceñidos a sus piernas también llevaba unos zapatos negros que le daban un toque muy elegante, y al igual que Kera llevaba gafas de sol.
El joven se bajo las gafas apoyándolas en su nariz y contemplo a la chica, a continuación saco del bolsillo de su camisa un papel, lo miro con detenimiento y volvió a mirar a la joven.
- Esto, perdone señorita, ¿es usted Kera Dubronik?
- ¿Y quién lo pregunta? Pregunto Kera retirando las gafas de su cara y apoyándolas en su cabeza.
- Mi nombre es Severus Snape, profesor de pociones en Hogwarts.
- ¿No cree que debería reservar mejor el secreto de la magia? Aun no le he dicho si soy la persona que busca. Contesto la muchacha con un tono de arrogancia.
- Si, tiene razón señorita, pero dudo mucho en haberme equivocado, recién recibí una foto suya. Dijo el profesor mostrándola una foto.
La foto era reciente, tan reciente como que era la foto que su hermana había tomado en la mañana antes de que Kera tomara el primer tren con destino a Hogwarts.
En esa foto Kera aparecía con sus pantalones acampanados Fucsia, sus plataformas vaqueras y su top palabra de honor blanco y azul celeste, además aparecía haciendo un gesto un tanto grosero hacia la cámara, levantando su mano derecha y el dedo corazón.
Severus Snape sonrió a la muchacha, le gustaba esa actitud despectiva y grosera que tenia hacia su familia como hacia él.
Kera por su parte pensó que sería un año divertido, ese profesor parecía tener algo que la llamaba la atención, no sabía si era el tono de su voz o qué, pero sentía que iba a disfrutar de su compañía.
- Por cierto, aun no ha llegado el informe a cerca de usted, y me gustaría saber algo más a cerca de usted.
- Pregunte pues.
- ¿Cuántos años tiene? ¿En qué asignatura destaca? Ya sabe un poco de todo.
- Tengo 18 años, justo este año iba a comenzar mi último curso, destaco en Defensa Contra las Artes Oscuras y Pociones, soy la única alumna que ha conseguido crear con éxito la poción matalobos, si no me equivoco creada por usted, y también una versión mejorada del veritaserum.
- ¿Versión mejorada? Eso es imposible señorita, nunca nadie, ha superado mis pociones, jamás en la vida me ha igualado ningún ser en la faz de la tierra. Dijo Severus con un tono de gran enojo.
- Es sencillo, cuando lleguemos a Hogwarts yo misma se lo demostrare. Contesto con ironía la joven. – Creo, que este año va a disfrutar más de lo que usted espera.
Tras terminar la acalorada charla Severus Snape tomo su maleta y se cambio de compartimento, durante el resto de viaje Kera no supo nada más de él.

El viaje transcurrió sin más problemas, se hizo extremadamente largo, pero por fin, cuando serian las 10 de la noche, el tren comenzó a reducir la velocidad y paro en la estación de King Cross de Londres.
Entonces fue cuando de nuevo se encontraron Severus Snape y Kera Dubronik, ambos se miraron con ira y desprecio, pero Kera debía admitir que sin él estaba perdida en una ciudad nueva y extraña para ella.