martes, 16 de marzo de 2010

Llamada de auxilio

La joven caminaba por los pasillos del castillo, había decidido ir a dar un paseo antes de hablar con Snape, ni un solo alumno estaba por allí, ya todos se habían ido a dormir o a la biblioteca a estudiar por la noche, a fuera la lluvia comenzó a caer dibujando lagrimas en las vidrieras del castillo, la humedad se colaba por la piedra inundando el castillo de esa sensación de medio paz medio intranquilidad.
- ¿Qué querrá tan tarde Snape? Se preguntaba Kera en voz baja mientras se abrigaba en la bata, sus frágiles pasos se oían como un leve eco en el pasillo.
Kera miraba las vidrieras viendo como las lágrimas de lluvia caían resbalando.
Tomo aire y bajo corriendo las escaleras de las mazmorras con un cierto miedo, se acerco al despacho de Snape y pego la oreja en la puerta, nada ni un ruido, seguramente Snape estuviera en su dormitorio, camino dos puertas hacia adelante y golpeo la puerta con los nudillos, desde dentro una voz la invito a pasar.
Al abrir la puerta una ola de calor proveniente de la chimenea la abofeteo haciéndola sentir un poco mejor.

Snape estaba en su escritorio con varias montañas de pergaminos y libros tan solo levanto la cabeza para regalar una sonrisa a Kera e invitarla a sentarse.
- ¿Qué querías? ¿Han escrito Tom o Cleo?
Snape negó con la cabeza mientras seguía mirando los pergaminos una y otra vez y escribía algo sobre ellos.
- ¿Entonces para que me has hecho venir? Los exámenes están cerca y debería descansar.
- Necesitaba hablar contigo sobre Roger.
Kera se quedo mirándolo como si no comprendiera nada de lo que este decía, Snape retiro algunos pergaminos y coloco los libros en la librería, se acerco hasta la joven y la invito a sentarse en el sofá.
- Si, veras, parece que nadie está contento con Roger, ni alumnos ni profesores, incluso Dumbledor se queja ahora de haberle ofrecido el puesto. Kera seguía mirándolo como si no entendiera. – No me mires así Kera, se que a ti tampoco te agrada, ni a tus amigos, la verdad es que el único que se lleva bien con el soy yo, ya sabes, somos los dos igual de…
- Si lo sé, pero, ¿y qué quieres que le haga? Yo no puedo hacer que a la gente le caiga bien cuando se dedica a molestarnos.
- Eso es, yo también os molesto y sin embargo… Sin embargo a ti te gusto y a tus amigos no les disgusto. No intento salvarle del despido ni mucho menos, tan solo quiero saber qué es lo que no os gusta de él.
- Simplemente como nos trata, ya viste la zancadilla, ni tú eres tan cruel.
Snape beso la frente de Kera y la abrazo con fuerza contra su pecho.
- Yo no quiero molestaros ni mucho menos, solo soy severo para que aprendáis, pero sé que Roger disfruta viéndoos sufrir, y ya le dije que ese no es modo de enseñaros.
- Pues Sev no se qué quieres que yo haga, mientras el no cambie yo no puedo hacer nada.
- Ya lo sé Kera, intentare hablar con él, me gustaría que el día que hable con el estes presente para expresarle lo que piensas.
Kera afirmo con la cabeza aunque no veía ninguna solución.
Tras despedirse de Snape la joven subió las escaleras de la mazmorra y se fue a dar un paseo por los pasillos del castillo pensando en lo que Snape le había dicho. A lo lejos una tos la despertó de sus pensamientos, miro atrás y allí vio al pofresor De Cross
- ¿Qué hace levantada a estas horas?
- Vengo del despacho del profesor Snape, me pidió que fuera para aclarar un tema.
Roger no retiraba ese gesto de enfado hacia Kera, la joven sin embargo lo miraba sin más, como si no fuera con ella la conversación.
- ¿Necesita algo mas o puedo retirarme a dormir ya?
- Está prohibido pasear por los pasillos por la noche, mañana la espero en mi despacho para recibir su castigo.
- ¿Castigo? No puede castigarme sin motivo, no puede ir tratando así a los alumnos, es odioso incluso más que el profesor Snape, todo el mundo le odia, incluidos los profesores, esta a nada de que lo expulsen y si no cambia de actuación no le salvare el culo como amablemente me ha pedido Snape.
Roger frunció el ceño y se quedo blanco mirando a Kera con detenimiento.
- ¿Me quieren echar? Kera afirmo con la cabeza y el gesto enfadado. - ¿Y tu pensabas ayudarme porque Severus te lo pidió? De nuevo Kera afirmo con la cabeza. – Disculpa que sea así, no quiero molestaros es solo que yo no quería aceptar este trabajo, Dumbledore insistió.
- Eso no importa, creo que no eres tan mal profesor, pero debes cambiar. Kera suspiro y se abrazo a ella misma. – Profesor yo me retiro hace mucho frio, y piense en lo que le he dicho.
- Gracias. Roger se dio media vuelta y se alejo, mientras que Kera se quedo mirando desde las escaleras hasta que Roger volvió a voltearse hacia ella. – Ah, olvide lo del castigo, ya hablaremos más detenidamente. Descanse.
Kera sonrió y bajo las escaleras corriendo hasta que llego a la sala común y corrió por la sala hasta los dormitorios de las chicas donde las demás esperaban sentadas en sus camas mientras charlaban animadamente
- ¿Qué quería Snape?
- Nada solo hablar de Roger, me lo encontré cuando volvía y le dije todo lo que pensaba, parece que se dio cuenta de que con su trato no conseguiría nada.
- Kera, no sé como lo haces pero tienes un don con la gente.
Todas se echaron a reír mientras se acurrucaban dentro de las sabanas y seguían riendo y comentando el tema del sustituto de Lupin.
- Deberíamos dormir que mañana tenemos que estudiar chicas.
Las chicas afirmaron con la cabeza y se embozaron en las sabanas, cayendo en los brazos de Morfeo una por una.
En sus sueños solo podían pensar en los exámenes que estaban al caer, tendrían aun una semana y media para poder estudiar, y cada una del grupo era sabia en una materia por lo que tenían ventaja ante los demás alumnos.

Los días pasaron entre aulas, pergaminos, libros, varitas, accidentes y la biblioteca, los exámenes empezaban ya y la tensión y los nervios se respiraba en el ambiente, las caras pálidas de los alumnos y las nauseas estaban a la orden del día y Madame Pomfrey tenía más trabajo que nunca.
Kera y los demás estaban bastante tranquilos, habían estudiado duro días atrás y aunque las ojeras permanecían imborrables en sus caras se sentían con fuerza para aprobar sus exámenes.

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