Por la mañana bien temprano Snape entro en el dormitorio de las chicas gritando como alma que lleva el diablo.
Cleo se escondió bajo la almohada mientras Kera gritaba al unisonó con Snape sin entender ninguno de los dos porque gritaban.
- Un momento, ¿Por qué gritamos como locos? Pregunto Kera mientras se enredaba y desenredaba nerviosa entre las sabanas y Cleo remoloneaba entre las sabanas como un pez.
- Es tarde y vosotras hay remoloneando, tus padres están preocupados.
- Severus, creo que el que se durmió fuiste tú, pues tú estabas encargado de despertarnos. Dijo la voz ahogada por la almohada de Cleo.
Snape enrojeció de ira y saco de la cama a Cleo por un tobillo mientras Kera se reía a carcajada limpia sobre la cama.
- Tú deja de reírte y vístete ya, o nos aparezco a los tres aunque estéis en pijama.
- Esa no es amenaza Sev, solo que entonces deberíamos explicarnos.
Tras cambiarse y despedirse de Tom, Cleo y Kera salieron a los jardines a esperar a Snape.
- Cleo estoy segura de que nuestros padres ya sospechan algo, ¿Qué les diremos?
- Nada, como siempre, diremos que nos fuimos de fiesta al pueblo con Yuma cuando todos se durmieron y que Rosmerta aviso a Snape de que estábamos en el pueblo.
- Ejem, ¿Piensan que las voy a salvar el culo siempre?
- Obvio profe. Contesto Kera con una sonrisa inocente.
- No me mires así Kera, pero si esta vez os salváis, ya hable con Yuma.
- ¿Qué sería de nosotras sin tu legeremancia?
Los tres se echaron a reír mientras Kera y Cleo se agarraban al brazo de Snape para aparecerse en el despacho de este.
Allí dumbledore estaba esperando en el escritorio del profesor jugando con un galeón.
- ¡¡Por fin!! Yuma tuvo que salir en vuestra defensa dijo que estabais duchándoos después de la fiesta.
- Sentimos la tardanza…
Se juntaron todos en el gran comedor, mientras algunos se sonreían complicemente los Dubronik charlaban alegremente al saber que sus hijas estaban bien.
Después de aquella visita a la mansión, no hubo más interferencias en las navidades, el último día de vacaciones todos salieron a pasear por el pueblo, Kera y Yuma compraron los materiales para las clases y Cleo se dedico a mirar tiendas y encapricharse de miles de cosas.
Cuando la tarde empezó a caer se despidieron todos, Yuma y Kera se quedaron un rato mas en el pueblo vigiladas por Severus y ya entrada la noche volvieron al castillo donde los alumnos ya estaban cenando en el gran salón.
Yuma y Kera contaron como habían pasado las navidades en el castillo mientras escuchaban a los demás alumnos.
A las doce de la noche Yuma, Kera, Aura, Sennia y Miranda subieron a su dormitorio y se acostaron en sus cómodas camas esperando al nuevo día de clases.
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